Un ángel chévere

Mónica es una ingeniera que sueña alto y vuela lejos. Su disciplina, dedicación y amor por los sistemas logísticos la llevaron desde Paraguay hasta Reino Unido a cumplir el sueño de ser la mejor MSc de esta ciencia en su país. En el camino académico, se encontró grandes aprendizajes de vida. En este post nos cuenta cómo los sueños logran unir a seres humanos muy diferentes y cómo fue su experiencia ese primer día al otro lado del mundo.

Tantas ideas pendientes por plasmar, tanto por querer compartir, poco tiempo y a veces poca inspiración.Pero lo prometido es deuda y sin dudar, dejando de lado todo, aprovechando el encierro, vi una fuente de inspiración. El post 'Ella, mi amiga' de este blog, que me produjo piel de gallina, una emoción y una añoranza.Aunque no conozco a la autora personalmente, creo que tenemos algo y alguien en común; algo, una amistad; alguien, una persona.

Una persona que conocí hace exactamente cuatro años. Primero, compartiendo datos por emails y luego por WhatsApp. Allí sentí la paciencia y predisposición para ayudar de esta persona. Semanas después por fin pude conocerla personalmente, quien a pesar de saber poco o nada de mí, teníamos en común el sueño de vivir una aventura lejos de nuestras respectivas familias con el afán de crecer profesional y personalmente.

Por primera vez viajé sola a otro continente y ella estaba allí esperándome y recibiéndome con los brazos abiertos y sonriente, fiel a su estilo. Yo, toda desaliñada después de horas de vuelo y todavía asustada por mi travesía, incomunicada y con pérdida de mi maleta. Fuimos a comer y de compras (lo que se volvió algo habitual), y caminamos mucho, hasta que yo consiguiera todo lo que me faltaba para pasar mi primer fin de semana sin mi familia. Con ella encontré refugio y tranquilidad. Ese día conocí a un ángel chévere. Mi ángel en UK como decidí llamarla desde ese día.

Luego a medida que avanzamos en el plan de lograr nuestros respectivos objetivos aparecieron diferencias, obstáculos y personas en el camino; pero a pesar de las altas y bajas de cada una, la amistad y el cariño estuvieron siempre allí. Viajamos, comimos, reímos, estudiamos, bailamos, lloramos y volvimos a reír. Nos despedimos y quedaron de recuerdo las risas y todos los momentos compartidos.

Ese hasta pronto fue difícil ante tanta incertidumbre. El reencuentro virtual no se hizo esperar, pero aún así, cuento los días para el reencuentro con los chismecitos y las risas y más comidas y paseos que nos esperan en algún lugar del mundo. ¡Y así también reírnos de las diferencias de nuestro lenguaje, aunque hablemos el mismo idioma! (y sí..!)

Esta historia de vida me demuestra que para la amistad no importa la distancia, no es quién llegó antes y quién después, que a pesar de ser diferentes, ya sea por cuestiones culturales o de personalidad, la amistad se trata de valores, de cariño, tolerancia, empatía, respeto y, sobre todo, de aprendizaje constante.

GRACIAS por ser mi ángel en UK, gracias por los cafés, las comidas y los vinitos compartidos. Gracias por pensar en mí para formar parte de este espacio dedicado con tanto amor. Gracias por las palabras de aliento, por la descripción de las cualidades positivas de quien escribe, que a veces una no acostumbra a escuchar o ver en una misma. De eso se trata la amistad, de ver lo positivo en la otra persona, de apoyar y dar el valor que se merece el otro.

Que la nueva normalidad de vida incluya más demostraciones de cariños y que pronto disfrutemos de ese café añorado, de ese abrazo largo y muchos viajes a lugares hermosos y con personas increíbles.¡Salud!

Cariños desde Paraguay,

Mónica