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No es hora de soñar, es tiempo de despertar

Han sido semanas difíciles para la humanidad. Entre el encierro, el poco contacto entre nosotros y las cifras en aumento de la población que muere todos los días, el panorama se hace desolador. Hay demasiada información en los medios de comunicación, en redes sociales, en todas partes. Pero en medio de todo ese aparente caos, salen voces de esperanza, los librepensadores que nos recuerdan con palabras escritas o habladas, el sentido real de todo esto.


Hace un par de días me llegó un audio de Santiago Molano, a quien nunca había escuchado, pero que logró tocar fibras profundas y resonar con algo dentro de mí. Así que decidí transcribirlo y dejarles las principales ideas en este espacio. Él comparte la perspectiva del Talleer y de Dinamo Consulting, empresas de las que hace parte, sobre la situación que estamos viviendo.


Espero que estas palabras sean luz para su mente y balsamito para su alma, tanto como lo fueron para mí.

Deseo para todos mucha fortaleza de espíritu, fe en Dios y esperanza en que después de todo esto, trabajaremos por hacer de este un mundo mejor.


Con Cariño, Eliza




Ideas tomadas del audio de Santiago Molano

Talleer y Dinamo Consulting


Todo el universo responde a un orden perfecto y está regido por el plan de amor del Padre. ¿Cuál Padre?, se preguntarán. Pueden llamarlo como quieran, Dios, El Universo, La Gran Energía. No se trata de una perspectiva religiosa. Es simplemente cuestión de abrir los ojos, para darse cuenta que existe algo más grande que nosotros. Renunciar a la idea del azar, nos permite entender que hay un orden superior, que la suerte y el azar, no existen; lo que existen son procesos pedagógicos que tienen como único propósito la evolución y el despertar de la conciencia. Cuando hablamos de conciencia, nos referimos a la capacidad de reconocer ese plan de amor del Padre manifestado en todas las circunstancias y en todas las realidades con las que nos encontramos en la vida.


En este orden de ideas, lo que estamos viviendo actualmente como humanidad es un movimiento energético que tiene como propósito que aprendamos. Aunque sea difícil de entender, lo que está pasando es maravilloso. Sin embargo, los aprendizajes son de diseño individual; esto quiere decir, que la realidad que estamos viviendo, le va a mostrar a cada individuo, qué es lo que lo habita, qué es lo que hay en su interior y qué es lo que necesita aprender para avanzar en su proceso evolutivo.


El universo hoy nos está invitando a parar, a volver a nuestra casa y este concepto no es sólo el lugar físico donde estemos actualmente, sino que básicamente significa volver a nosotros mismos. Volver a casa significa evaluar todos los resultados que hasta hoy, hemos generado en nuestra vida. Es tiempo de cosecha, es tiempo de darnos cuenta qué es lo que hemos sembrado hasta ahora en nuestra vida. Es hora de ver, cuál es la relación de pareja que tenemos. Es hora de ver a nuestros hijos y la relación que hemos construido con ellos. Es hora de ver nuestro estado de salud, y el trato que le hemos dado a nuestro cuerpo. Es hora de ver cómo nos alimentamos y cómo manejamos nuestros recursos. Es hora de ver el servicio que le estamos prestando al planeta.


En esta vida la siembra es voluntaria, sin embargo, la cosecha, es obligatoria. Así que es tiempo de que no nos distraigamos. No hay hacia dónde huir, la vida nos está centrando en nuestra realidad. Es tiempo de evaluar nuestra cosecha y de asumir nuestros resultados.


Recuerden que el universo no castiga, sólo enseña; de manera que cualquier resultado insatisfactorio que estemos encontrando en este momento en nuestra vida, tiene el propósito de que aprendamos. La realidad en la que vivimos, ha sido creada por nosotros, esto quiere decir, que sólo nosotros podemos transformarla. Llegó la hora de limpiarnos, de limpiar nuestra mente de todo aquello que no nos permite estar despiertos.


Llegó la hora de centrar nuestra energía en valorar lo que tenemos en lugar de seguir persiguiendo como locos lo que siempre hemos querido. Es hora de enfrentar nuestros miedos, esos miedos que tienen la maravillosa función de mostrar nuestras carencias. Así que la vida nos está quitando todo aquello que no necesitamos, nos está mostrando que nada es nuestro y nos está invitando a renunciar temporalmente a nuestros sueños para poder despertar a nuestra realidad.


No es hora de soñar. Llegó la hora de vivir, de sanar, de morir a lo que no somos y de despertar al inconmensurable potencial que tenemos y que ha estado dormido por tanto tiempo. Es la hora de despertar al amor, a la comprensión y al respeto absoluto de los aprendizajes de los demás, a la aceptación del otro tal cual es y a la humildad para reconocer la sabiduría con la que funciona el universo.


No le pidas a Dios que esto pase, pídele mejor que puedas comprender lo que está pasando y que puedas aprender de ello. Es hora de servir, ahí donde te corresponde, en ese lugar donde tú elegiste, rodeado por los que tú elegiste; incluso si en este momento estás solo, esa también es tu elección y significa que lo que te corresponde es aprender a estar contigo y ser una buena compañía para ti. Es hora de entender que la libertad sólo existe en nuestra mente y de empezar a ejercer esa libertad para renunciar a la ignorancia con la que hasta ahora hemos habitado este planeta.

El universo le está hablando con firmeza a nuestro ego, recordándonos lo que en verdad es importante. Le está hablando a nuestra vanidad, a nuestra ambición. Ahora más que nunca estamos sintiendo el aire que respiramos y viendo el enorme daño que nuestra tiranía le ha generado a este planeta que es nuestro hogar. El universo nos recuerda que el agua es el tesoro más valioso que cualquier otro lujo que el dinero pueda comprar. Que no necesitamos más casas, ni más objetos, ni más ropa. Que no hay que conocer más lugares sino tenemos la capacidad de disfrutar el lugar en el que estamos hoy, ese lugar que hemos conseguido hasta ahora con nuestro esfuerzo. Si no hemos sabido ser felices con lo que tenemos, tampoco vamos a saber serlo cuando tengamos lo que creemos que nos hace falta.


Es hora de soltar los apegos, de comprender los mensajes. Este virus solamente está afectando a los seres humanos, a nada más. Porque en realidad somos nosotros los que estamos enfermando este planeta. Estamos enfermos y el covid nos está dando una oportunidad de aprender a sanar, de volver a ser humanos.

Esta situación va a durar lo que nosotros necesitemos que dure, lo que nos tome aprender a reconocer con humildad que para ser felices no se trata de hacer lo que queremos sino aprender a amar lo que somos y lo que hacemos. No le temamos a la muerte; debemos tenerle temor a no ser capaces de valorar el hecho de estar vivos. No temamos perder el dinero o las cosas que creemos que poseemos; no temamos perder a los que amamos; más bien temamos no tener la sabiduría para amarlos mientras vivan. No hay por qué temer, porque simplemente no podemos perder aquello que no es nuestro. Perderemos sólo lo necesario, para reconocer la verdadera riqueza.


El universo en su infinito amor, enfoca su energía en entregarnos eso que necesitamos. Llegó la hora de despertar, así que sólo desde una profunda gratitud, podremos empezar a enmendar tanto daño que hemos hecho. Las sombras habrán cumplido su tarea, porque habremos aprendido a valorar la luz y habremos de encontrarla en ese lugar donde siempre ha estado, que es el corazón de cada uno.









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